- Sé Proactivo por encima de todo
La Proactividad es sinónimo de acción, de
ejecución, de tomar la iniciativa, de moverse y de mover al de al lado si es
necesario. Es sinónimo de actitud positiva y constructiva, de enfoque didáctico,
prefiere ir en lugar de esperar a que vengan, prefiere llamar en lugar de
aguardar el “ring” del teléfono, es el opuesto a la pasividad, a la
contemplación cansina, a la innecesaria crítica mordaz que no aporta nada, a la
lamentación bobalicona o la queja infantil.
- Divide el proyecto en fases y visualízalo en conjunto.
Recomendable para proyectos de tamaño
medio o grande es dividir o “trocear” el proyecto en fases, en pasos que hay
que dar uno-a-uno para lograr completarlo.
Obsérvalo y contémplalo en su conjunto
pero concéntrate sólo en cada una de las fases. Es como dividir el año en
meses. A medida que se aproximen ya tendrás tiempo, tú y tu equipo, de
concentrarte en lo que requieren y lo que hay que hacer.
- Asegúrate que los demás están contigo.
Si tienes a tu lado un compañero remolón
o que parece no pedalear con el resto del equipo, lo peor que puedes hacer es
excluirlo, criticarle o ponerle zancadillas. Eso NO lo hace la persona
proactiva, seguro. Pon todos tus medios para que se sume al equipo, convierte
su pasividad en proactividad y habrás sumado un elemento valioso al proyecto,
tendrás más posibilidades de éxito. Pero para eso, claro está, es
imprescindible que tú primero hayas practicado la proactividad.
- Haz un seguimiento diario y semanal.
Dedica tus últimos diez minutos de tu
jornada diaria de trabajo a evaluar, a título personal, tanto los objetivos
fijados como los próximos que has de completar.
- Reuniones efectivas por encima de todo.
Todos debéis llevar libreta y bolígrafo
(o lo que sea) para tomar notas activamente.
Que todos los asistentes sepan, de
antemano, de qué se va a hablar y tengan preparada su intervención o los
detalles que tengan que proporcionar.
Fijad objetivos y asignar
responsabilidades para los siguientes días o semana. A la salida cada uno tiene
que saber qué ha de hacer, cuándo, cómo y qué necesitará.
Valorad durante unos instantes lo
conseguido hasta ahora.
El objetivo está cada vez más cerca.
- Afronta las crisis o imprevistos como algo normal.
Toma conciencia de que habrá problemas,
tal vez muchos. Llegarán y tienes que asumir que forman parte del juego. Un
ciclista está en una carrera y cuando hay un pinchazo, lo afronta, cambia la
rueda y sin infantiles lamentaciones se sube de nuevo a la bici y sigue
pedaleando. La persona proactiva hace exactamente eso, minimizando los
imprevistos, reuniendo a tus compañeros y analizando juntos el problema, para
llegar a una solución.
- Haz una pausa, regálate algo de ocio.
En la medida de lo posible dedícate una
tarde o un día completo a tu ocio, a hacer algo divertido y sobre todo
totalmente diferente a tu día a día. Rompe con la rutina pero para hacer algo
entretenido y estimulante, no te limites a tirarte en un sofá a dormitar.
- Saborea tus progresos, el camino recorrido
Es importante tomar conciencia de lo
conseguido hasta ahora. Muchas veces, la energía o motivación que nos puede
faltar, está ahí, en observar, visualizar y saborear lo logrado y conseguido
hasta el momento. Y eso a título personal y colectivo.
- Si te “falta” la inspiración, ¡búscala!
La persona pasiva se sienta en su silla
lamentándose de que “tiene un mal día”. La proactiva intenta revertir la
situación, de inmediato. Si la inspiración no viene a mí, soy yo el que va a
buscarla. Pero además lo hago ahora, no espero a que pase un hado que me toque
con su varita mágica.
- Tormenta de ideas como parte del éxito.
Es muy recomendable (hacer reuniones
donde todos los participantes aporten sus nuevas ideas para las próximas fases
del proyecto.
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